La PuntoBiz publica esto en su sección “En Off”:

Algo más que nuevas alturas máximas para edificios

“Es muy difícil de explicar si no se ve”, así se excusó ayer la secretaria de Planeamiento municipal, Mirta Levín, de dar precisiones sobre el plan que está terminando de delinear para limitar las construcciones en altura en el centro de la ciudad.

La funcionaria prometió que recién la semana que viene estará en condiciones de dar más detalles de la nueva regulación para la construcción edilicia en el centro.

Igual, dejó en claro que la nueva normativa es bastante más compleja que poner alturas límites generalizadamente en todo el centro. Al parecer, están diagramando un mapeo cuadra por cuadra para determinar las alturas permitidas en base a muchos factores, como la presencia de construcciones de valor patrimonial.

Me parece nefasto lo que está haciendo la municipalidad respecto de las (mal) llamadas casas de “valor patrimonial”. Sinceramente disfruto al contemplar ciertas propiedades que hay en nuestra ciudad, pero no veo que entre el goce estético que siento y la titularidad de un inmueble haya una conexión necesaria (salvo que me guste tanto que decida comprarlo).

Por otra parte, nuestros políticos que suelen copiar lo peor de los países de los exitosos, al hacerlo siempre agregan una dosis extra de daños hacia los particulares. Así, por un lado, regulan violentamente qué es lo que puede hacer un propietario con su casa, pero a la vez, no le dan ningún tipo de ventaja fiscal como se hace en otros países. Entonces, quien posee un bien considerado por algún burócrata municipal como de “valor patrimonial” se encuentra en el peor de los mundos posibles.

Cuando formaba, junto a Martín Sarano, parte de EconoVía, escribí este artículo al respecto.