Supongo que durante las primeras horas del viernes pasado, un grupo de ladrones se encargó de desvalijar más de la mitad de las oficinas del edificio donde se encuentra Bases. Desafortunadamente, nos encontramos entre los "damnificados", habiéndonos sido substraída algo de plata y una notebook (al margen de la destrucción de la puerta de nuestra oficina).
Como podrán imaginar, un verdadero desastre, pues las notebooks no sólo son aparatos bastante caros sino que llevan información que para uno resulta indispensable.
De todos modos, me llamó la atención una reacción que tuve durante el fin de semana. Ocurre que sin dudas estaba más que enojado y apenado, pero al ir enterándome de las atrocidades que se han dado los útimos días (por caso: un señor asesinado delante de su hijo de 16 años para robarle $100) hasta podría decir que me sentí "agradecido" por "sólo" haber sufrido un robo (y en mi ausencia).
Por supuesto, sensaciones como las que experimenté no pueden sino indicar la indefensión en la que nos encontramos y la ceguera de las autoridades para, incluso, detectarla. Pues como sabemos, según el gobierno no hay inseguridad sino una mera "sensación" amplificada por los diabólicos medios de comunicación.
Por mi parte, y pese a la tranquilidad que pretende infundirnos el rudimentario empirismo gubernamental, me dispongo a sumar una puerta blindada a mi ya enrejada oficina... Es decir, a seguir encerrándome.
Como podrán imaginar, un verdadero desastre, pues las notebooks no sólo son aparatos bastante caros sino que llevan información que para uno resulta indispensable.
De todos modos, me llamó la atención una reacción que tuve durante el fin de semana. Ocurre que sin dudas estaba más que enojado y apenado, pero al ir enterándome de las atrocidades que se han dado los útimos días (por caso: un señor asesinado delante de su hijo de 16 años para robarle $100) hasta podría decir que me sentí "agradecido" por "sólo" haber sufrido un robo (y en mi ausencia).
Por supuesto, sensaciones como las que experimenté no pueden sino indicar la indefensión en la que nos encontramos y la ceguera de las autoridades para, incluso, detectarla. Pues como sabemos, según el gobierno no hay inseguridad sino una mera "sensación" amplificada por los diabólicos medios de comunicación.
Por mi parte, y pese a la tranquilidad que pretende infundirnos el rudimentario empirismo gubernamental, me dispongo a sumar una puerta blindada a mi ya enrejada oficina... Es decir, a seguir encerrándome.
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