Thursday 3 January 2008

Timing


Anoche terminé de leer el libro "Golden Boys", de Hernán Iglesias Illa. El mismo trata, básicamente, de quiénes son, cómo viven y qué hacen los argentinos de Wall Street (de los 80's hasta el presente). Su lectura es muy recomendable.

En las últimas páginas, y dado que la crisis y default argentinos no se pueden obviar en un libro así, Iglesias relata un encuentro que tuvo con Domingo Cavallo durante el año 2006 en NY. La mención del ex-ministro es bastante marginal y no le dedica más de dos páginas, pero me impactó cómo el autor ve al Cavallo actual. Así, puede leerse lo siguiente: "... Para un tipo que a principios de los 90... había dicho que necesitaba 10.000 dólares para vivir, era sorprendente verlo alegrarse por lo barato que era el desayuno en el Harvard Club, lo poco que pagaba por dormir allí... y cómo aprovechaba para leer los diarios en el salón de lectura, porque eran gratis" (pp 260-261).

Si bien no es trágica, la situación actual de "Mingo" desnuda su derrota. El "súper-ministro" ahora es consultor de pequeñas y medianas empresas. Su desgracia me dejó pensando en lo importante que es el "timing" en política. Pues con una dosis no muy grande de historia contrafáctica, uno bien puede imaginar a un Cavallo candidato a presidente en 2003, recibido por la sociedad como un salvador. De hecho, en 2001, su llegada se vivió de esa manera (aunque el final de la "película" lo inmoratlizó haciendo las veces de capitán del Titanic).

En cualquier caso, quizás si este hombre se hubiera contenido durante la debacle delarruista, bien podría haber encabezado al poco tiempo alguna "alternativa electoral" filo-peronista con grandes posibilidades... Podría haber sido el López Murphy peronista...

Finalmente, y para no hacer leña del árbol caído, uno podría preguntarse también sí, en su caída definitiva, Cavallo no puede encontrar la redención. Pues, a diferencia de muchos "dirigentes" faltos de "fibra", quienes, por ejemplo, "vieron algo que no les gustó" o no emitieron señales de vida los últimos días de una campaña electoral porque corrían el riesgo de ganar, Cavallo "puso la cabeza" cuando las papas quemaban (muchos dicen, lo sé, que lo que llevó a Cavallo a "inmolarse" fue su megalomanía y su autoimágen de ser todopoderoso, pero estoy tratando de descartar esa hipótesis).

Quienes me conocen saben que esto no debe interpretarse como una apología de Cavallo ni mucho menos como una reivindicación de los fracasos heroicos. Sin embargo, quizás lo mismo que lo hace un mal político y un peor tiempista, diga algo bueno de su persona.

1 comment:

Sine Metu said...

De Pablo escribió un librito por allá por los noventas, que se llamaba Quien hubiera dicho, y recopilaba los procesos de transformación del primer Carlo.