Lo que más me desespera del largo conflicto del campo (incluidos sus últimos capítulos) es saber sí, al menos esta vez, el colapso gestado en exclusividad por el peronismo trae secuelas para los responsables.
Porque es indudable que el barco que comanda Néstor Kirchner va proa al desastre. Es decir, ya la crisis profunda es inevitable. Pero, en una democracia en vías de madurar, lo normal sería que quienes sean responsables por la catástrofe que se avecina paguen, al menos electoralmente, por sus errores. Así, por ejemplo, si la Argentina crece en racionalidad, Jorge Capitanich debería retornar a la tierra de sus antepasados (Montenegro) y no volver jamás al Chaco. Mientras que Scioli habría de regresar a los deportes acuáticos, navegar los océanos y jamás pisar nuevamente la zona de la Pampa húmeda bonaerense. Para el matrimonio presidencial, decidan Uds. que destino prefieren.
El problema es que este país es tan particular que hasta el aprendizaje de los propios errores nos está vedado. Por ello, no sólo el mismo partido, ¡sino hasta las mismas personas!, pueden encabezar un gobierno "neoliberal" en los 90's y uno neomontonero en la década siguiente.
La larga declinación argentina nos pone entonces en una situación dos veces penosa. Por un lado nos conformamos con poquito, aprender de los gravísimos errores que cometemos; y por el otro, ni siquiera podemos estar confiados de que ello vaya a suceder.
Porque es indudable que el barco que comanda Néstor Kirchner va proa al desastre. Es decir, ya la crisis profunda es inevitable. Pero, en una democracia en vías de madurar, lo normal sería que quienes sean responsables por la catástrofe que se avecina paguen, al menos electoralmente, por sus errores. Así, por ejemplo, si la Argentina crece en racionalidad, Jorge Capitanich debería retornar a la tierra de sus antepasados (Montenegro) y no volver jamás al Chaco. Mientras que Scioli habría de regresar a los deportes acuáticos, navegar los océanos y jamás pisar nuevamente la zona de la Pampa húmeda bonaerense. Para el matrimonio presidencial, decidan Uds. que destino prefieren.
El problema es que este país es tan particular que hasta el aprendizaje de los propios errores nos está vedado. Por ello, no sólo el mismo partido, ¡sino hasta las mismas personas!, pueden encabezar un gobierno "neoliberal" en los 90's y uno neomontonero en la década siguiente.
La larga declinación argentina nos pone entonces en una situación dos veces penosa. Por un lado nos conformamos con poquito, aprender de los gravísimos errores que cometemos; y por el otro, ni siquiera podemos estar confiados de que ello vaya a suceder.
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