Tuesday 19 February 2008

Ante el abismo



Según muchos -con The Economist a la cabeza- Turquía tiene un gobierno "moderadamente" islamista. Dicha tesis se sostiene aún cuando el primer ministro turco, un tal Erdogan, afirmó hace un tiempo que le molestaba tal mote, pues no cabe la moderación en el Islam. Pero nada parece importar: el relativo éxito económico del gobierno del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) parece opacar cualquier crítica "islamófoba".

Sin embargo, ciertos acontecimientos recientes, parecen indicar que la agenda del AKP no se basa en la "democratización" de Turquía sino en su islamización. Para muchos turcos partidarios del secularismo que tanto distingue a su gran nación del resto de los países de mayoría musulmana, lo que se está viviendo es una contra-revolución retrógrada y reaccionaria. Su objetivo final es que Turquía se asemeje más a Irán que a un país europeo.

Personalmente comparto estos temoresm, basándome en varios motivos. El primero de ellos es que la inspiración del AKP es netamente islamista, al punto que la contribución de Erdogan al pensamiento político contemporáneo ha sido la de afirmar que la democracia es un tren al que uno se sube, pero la misma no representa la estación de llegada, el destino final. Como vemos, una muy "moderada" metáfora ferroviaria [el historiador Bernard Lewis define la interpretación islamista de la democracia como: "one man (men only), one vote, once"].

Además, ya en su primer mandato (fue reelecto durante 2007), estos "demócratas" propusieron penalizar el adulterio (es decir, que sea un delito tipificado) y crear zonas "libres de alcohol" en varias ciudades. Cualquier semejanza con Arabia Saudita no es mera coincidencia.

Pero más preocupante es el ataque frontal contra el secularismo que han emprendido los "moderados" del AKP luego de sus éxitos electorales de 2007 (presidente de la República y primer ministro son del partido). Bajo una mascarada "liberalizadora" han entablado una guerra abierta contra la prohibición laicista que pesaba sobre los símbolos religiosos en las universidades turcas. Una vez sobrepasado este dique, será cuestión de tiempo para que el velo también salte hacia el ámbito de la administración del (¿ex?) estado secular turco y hacia toda la vida civil.

Desde luego, la "liberalización" del AKP alcanza exclusivamente a lo que ellos están interesados por liberalizar. Si alguien osara entrar a una universidad portando una remera con la inscripción "Dios no existe" o un crucifijo gigante estilo Carrió, su libertad no sería tan "libre".

Lo que muchos temen, creo que con razón, es que la pseudo-liberalización del velo conduzca, no a una deseable mayor libertad, sino a una uniformización islamizante de la sociedad turca. La presión de pares sumada a la constante bajada de línea "beata" que viene del gobierno convertirá lentamente a las jóvenes que no usan el velo en malas musulmanas, en el mejor de los casos, o lisa y llanamente en unas "putas". Confirman estos temores que, recientemente, a varias jóvenes que vestían minifaldas se les arrojó ácido en sus piernas, mientras que otras cuantas "pecadoras" que no se tapaban con el velo fueron agredidas (ver aquí).

Buena parte de la excepcionalidad turca se basa en que muchas imbecilidades practicadas por buena parte de la población no están justicadas de jure. Por tanto, quienes lo necesiten, pueden recurrir al monopolio de la fuerza legítima para defenderse. Si desaparece esa tajante diferenciación, que se va desdibujando, poca vida quedará al milagro kemalista turco.

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