Monday 3 March 2008

Rosario: un bodrio

Parece que, últimamente, lo poco que pasa en la ciudad tiene que ver con los "espectáculos" organizados por la municipalidad con dineros públicos (sobre todo, murgas y carnavales... ¡penoso!). Ciertamente, los sucesivos gobiernos socialistas tienen una marcada tendencia estatizante y violatoria de la vida privada de los ciudadanos.

Pero, la verdad sea dicha, la ciudad es un bodrio, no sólo por el puritanismo progre, sino también por culpa de los tristes que son muchos propietarios de bares, restorantes, etc.

Cuento un par de ejemplos, que muestran a las claras lo que digo:

1) el año pasado, tras un comida con amigos, se nos ocurrió ir a tomar algo. Era un día jueves, tipo 1 a.m. Nos dirigimos al bar irlandés de la calle Paraguay. Allí, nos recibió una de las meseras, con cara de muy pocos amigos, advirtiéndonos que el lugar estaba por cerrar, casi invintándonos a retirarnos apenas habíamos entrado. Tras rogarle nos dejara tomar algo, accedió, pero menos de media hora después tuvimos que retirarnos porque el bar estaba cerrando (ya tenían las sillas arriba de las mesas). Sin dudas esa es la forma de posicionar a Rosario como una ciudad turística...

2) el viernes pasado se nos ocurrió, junto a unos amigos, ir a tomar unos tragos a la tardecita. Alguien había comentado que en el hotel "Plaza Real" servían copas en la terraza, así que fuimos. Al entrar, le pregunto a una persona en la recepción en qué piso estaba el bar. La empleada, tras hacer unos gestos medio indescifrables, dijo: "ah, vienen al happy hour... es sólo los jueves". Teniendo ganas de contestarle que se trataba de un happy day más que de un happy hour, se nos ocurrió ir al bar del hotel "Riviera" (que se adjudica cuatro estrellas). Estábamos cerca y queríamos ir a un lugar al que no hayamos ido nunca a tomar algo. Al llegar, nos acercamos a la barra y preguntamos sí hacían tragos y si había happy hour (es decir: 2x1). La chica nos contesta que tragos hacían (en la carta creo que no figuraban más de cuatro) pero que no se nos ocurra pedir alguno cuya elaboración requiera del uso de licuadora, porque hacía mucho que no funcionaba. Respecto del happy hour, no. Pero, agregó, además de tragos tenían varias cervezas. Nos fijamos en la carta, y las "varias" cervezas se reducían a Quilmes, Iguana y Stella Artois (es decir, todas nacionales y distribuidas por la misma empresa). ¡Esta es la barra de un hotel cuatro estrellas!

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